“Para maximizar el rendimiento del cultivo del maíz, la aplicación de bioestimulantes es clave”

Tras la siembra del maíz, llega el momento de ser previsores y ofrecer cuidados específicos para el cultivo en sus primeras etapas de crecimiento. En este artículo, abordamos con Ana Martínez, Directora técnica de producción vegetal adjunta de Delagro, las ventajas de aplicar bioestimulación foliar que ayude a la planta a hacer frente a posibles situaciones de estrés y a maximizar su desarrollo y rendimiento gracias a un mejor aporte nutricional.

Son muchos los factores que pueden impedir un correcto desarrollo de la planta de maíz, y mucho lo que está en juego respecto a los resultados de la cosecha. Poder proporcionar al cultivo las herramientas para hacer frente a condiciones adversas, nos permite evitar que las plantas lleguen a padecer situaciones limitantes que ocasionen una pérdida de rendimiento.

“El estrés de la planta puede deberse a factores ambientales como la falta de agua pero también puede venir provocado por desequilibrios en la nutrición del suelo. Lo primero que tenemos que tener claro, incluso antes del momento de la siembra, es la importancia de que el suelo esté equilibrado y que posea todos los nutrientes necesarios, por lo que es altamente recomendable llevar a cabo analíticas del suelo con las que detectar posibles carencias. En otras palabras: si el suelo está mal equilibrado partimos de una base que va a impedir que la planta pueda desplegar todo su potencial productivo; la mejor variedad de maíz en un suelo desequilibrado se convierte en una variedad común”, explica Ana Martínez, Directora técnica de producción vegetal adjunta de Delagro.

Una vez tengamos identificadas las características y las necesidades del suelo y del cultivo, es momento de seleccionar qué tipo de productos podemos utilizar en función de los posibles desequilibrios detectados y los requerimientos específicos de cada etapa de crecimiento. “Existe una gran variedad de productos destinados a la nutrición foliar del cultivo y que nos permiten ayudar a la planta a hacer frente a factores bióticos y abióticos que dificultan la evolución óptima del cultivo, y que además son respetuosos con el medioambiente”.

¿Pueden los bioestimulantes mejorar la estructura del suelo? “Sin duda alguna, existe un efecto positivo de los bioestimulantes en las propiedades biológicas del suelo, en las actividades enzimáticas y en el incremento de la biomasa bacteriana y fúngica del mismo. Se produce también un aumento de la bioactividad que permite transformar los nutrientes orgánicos en formas minerales disponibles para las plantas, más rápidamente, aumentando el aprovechamiento de los nutrientes disponibles en el suelo”.

¿Por qué es tan importante prevenir que se alcancen situaciones de estrés? Así lo explica la Directora técnica de producción vegetal adjunta de Delagro: “Ante la falta de agua, las heladas o altas temperaturas, la planta no aprovecha todos los nutrientes que tiene el suelo y esto puede comprometer los resultados de la cosecha. De ahí que sea fundamental poder evitar que se produzcan estos episodios, maximizando la eficiencia y eficacia nutricional para la planta a través de la prevención”.

“En Delagro queremos ofrecer a ganaderos y agricultores de nuestras cooperativas socias soluciones que les ayuden a incrementar la productividad de sus cultivos, por eso disponemos de productos innovadores que tienen como objetivo proteger a la planta en sus primeras fases de crecimiento ante posibles agresiones externas y de esta forma propiciar un buen desarrollo vegetativo. Si la planta se desarrolla más fuerte y más sana la conclusión es que va a producir más y de mejor calidad. Más producción de buena calidad se traduce en una mayor rentabilidad por hectárea para el ganadero”, detalla Ana Martínez.

Un ejemplo de estos productos, que además suponen una novedad en el mercado, son los nutricionales foliares de Yara y de Ascenza. “En general, son productos de aplicación foliar que se caracterizan por ser respetuosos con el suelo y el medio ambiente, suponiendo un gran avance al ofrecer productos innovadores y sostenibles que complementan el uso de fertilizantes convencionales. Su función es poner a disposición de las plantas los nutrientes principales para que desarrollen todo su potencial y puedan hacer frente al estrés abiótico al que se ven sometidas”.

Aportar extractos de algas ha demostrado ser un recurso muy valioso para activar los mecanismos naturales de defensa de la planta, con claros beneficios observados en el crecimiento, la sanidad y el rendimiento de los cultivos y que se ha atribuido en parte al suministro de nutrientes esenciales por la degradación de la materia orgánica y a la mejora de las características del suelo. Las algas en general, y especialmente Ascophyllum nodosum, son especies con elevado contenido en fibra, macro y microelementos, aminoácidos, vitaminas y fitohormonas. Este es el caso del bioestimulante Folivex de Ascenza y el bioestimulante Biotrac de Yara con tecnología Biotryg, que consiguen que las plantas estén más fuertes y sean menos susceptibles frente a posibles ataques de plagas y enfermedades”.

“Yara ofrece también los siguientes productos diseñados técnicamente con el objetivo de aportar valor; YaraVita LAST N es una formulación nitrogenada enriquecida cuya función es ayudar a la planta a maximizar la asimilación del nitrógeno mientras que YaraVita MAÍZ incluye los nutrientes clave en los primeros estadios vegetativos y es un producto altamente mezclable con otros agroquímicos, lo que evita aplicaciones específicas y propicia un ahorro en tiempo y dinero. Por su parte, Ascenza cuenta también con el biofertilizante nitrogenado N-RELEASE, que permite una liberación más duradera del nitrógeno gracias a la presencia de molibdeno y azufre en su formulación”.

En conclusión, “lo que conseguimos apostando por la aplicación de estos productos, partiendo siempre de un suelo bien equilibrado, es lograr que la planta esté más preparada para afrontar situaciones de estrés (climatológicas, deficiencias/excesos del suelo, falta de agua, plagas y enfermedades) lo que deriva en un mejor desarrollo y un completo aprovechamiento del potencial de la variedad, mejorando el rendimiento y, en definitiva, la rentabilidad”.